Tras la batalla de Zela, Julio César proclamó ante el senado romano su gran destreza militar con la ya célebre frase «veni, vidi, vici». Han tenido que pasar varios siglos para que esa frase vuelva a sonar en las legiones de Medias Leguas llegadas hasta la mismísima Roma…. al menos, antes del comienzo de la gran «MARATONA DI ROMA». No era otra nuestra intención que conseguir lo que ni el mismísimo Atila había conseguido siglos atrás, conquistar ROMA…. (conquinuará).
Dada la embergadura de la empresa en la que los ya «maltrechos» Medias Leguas nos embarcabamos y que había dejado en el camino al mismísimo Jesús Morales «general de las todas nuestras legiones» y al grande «Rafael Pérez», ambos caidos durante la larga y dura preparación, nos plantamos en Roma el viernes por la noche y como buenos estudiosos de la «táctica» nos fuimos a reconocer el terreno y eso que eran las 11 y media de la noche….. y vaya si lo reconocimos… durante unas dos horas estuvimos poniendo a punto a nuestras ya cansadas piernas para lo que nos esperaba el domingo.
A la mañana siguiente y tras reponer un poco las baterías nos dirigimos al «Palazzo dei congressi» a la tradicional feria del corredor donde recogeríamos nuestro dorsal para la gran «maratona di Roma» y para los que decidieron correr los 4 Km., que organizaban durante el transcurso de la prueba reina y en la que participarían algunos de nuestros corredores como Antonio Garvín y Mariano Muñoz acompañados de algunas intrépidas esposas. Durante el resto del día, visita a discrición por la ciudad eterna, por cierto… menos mal que los legionarios Medias Leguas estamos aconstumbrados a orientarnos entre el Decumanus y el Cardus de nuestra Torreparedones…. «estabamos como en casa».
El día pasaba y los temores de algunos se iban haciendo realidad, el largo viaje y las grandes caminatas de todo el día hacían que las piernas pesaran como si fueran de plomo y los lumbares echaran humo. Nuestro gradiador más veterano «el gran Pelagius» se aventuró, aprovechando la caida de la noche, a adentrarse corriendo entre las líneas enemigas lo que nos llevó a confirmar nuestros peores presagios «el terreno de la carrera iva a ser un infierno» «los sampetrinos (adoquines de piedra muy mal puestos) nos machacarían las piernas».
La noche, sobre todo los que se iban a estrenar en estas lides, iba a pasar prácticamente en vigilia… lo que se avecinaba no era para menos. Como buenos gladiadores preparamos nuestras corazas para la gran batalla, para la que nos habíamos estado duramente preparando durante meses y que nos había llevado en muchos casos a la extenuación durante las largas tiradas. No había miedo, era la hora de demostrar nuestra valía y nuestro coraje, ahora más que nunca se hacía verdad nuestro lema «nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado» por lo que el objetivo era claro….. «terminar la maratón a toda costa».
A las 7:00 de la mañana con nuestras flamantes corazas y tras desayunar lo que cada uno pudo (lo digo por los nervios), nos dirigimos mochila en hombro hacia el «Coliseo romano»…. nada más que el nombre ya ponía los pelos de punta. Armados de valor (por decir algo…), las legiones de Medias Leguas enfilabamos la vía del circo Máximo para dirigirnos al punto de salida «la via dei fori imperiali», nos esperaba lo que habíamos buscado desde meses atrás….. 42 Km y pico largos por delante «casi na». Más de 15.000 personas nos rodeaban y llegó la hora de la verdad…, los nervios, la ilusión, el reto de terminar nuestra ….. carrera, todo se disipó cuando el disparo seco sonó junto al foro romano, ya no había vuelta atrás, tan solo nos separaba de la gloria esos ya más que oidos 42 km y pico, teníamos por delante nuestro gran reto personal, uno de esos que en el fondo nos marcan de algún modo nuestras vidas y que no pasan sin dejar huella.
El recorrido desde el Km 0 al final sería impresionante, creo que no dejamos lugar importante de la ciudad de Roma sin pasar, es uno de esos lujos que esta carrera permite y que de otro modo sería impensable. La Ciudad eterna nos abría sus puertas para recorrerla de este a oeste y de norte a sur… ¡¡IMPRESIONANTE…!! no hay palabras para describir los lugares por los que tuvimos el lujo de correr, desde el foro romano hasta la plaza de San Pedro pasando por todas y cada una de esas plazas que hacen que Roma sea especial… Piazza Venezia, Piazza del Popolo, Piazza di Espagna, Piazza Navona, Fontana de Trevi…. Cada Km caía a golpe de zancada contra el duro adoquinado, cada uno de nosotros luchaba contra sus límites preparados para esos km finales que parecían no llegar nunca, hasta que al final como todo en la vida….. apareció el 35, el 36 …. y la hora de la verdad llegó, nuestra meta estaba cerca, tan cerca que se podía tocar con la mano, frente a nosotros el gran circo romano «el coliseo» se levantaba magestuoso esperando a esos gladiadores llegados desde Hispania y que triunfadores pasarían junto al Arco de Tito y así fué…, todos y cada uno de los que nos enfretamos al reto del maratón ……»lo conseguimos».
Este gran reto no hubiera sido posible alcanzarlo si durante el camino hasta el final no hubieramos contado con nuestras familias y con nuestros amigos que de un lado a otro de la ciudad estuvieron desgallitándose para darnos ánimos, empujándonos metro a metro y que en los últimos kilómetros estuvieron siempre presentes con nuestra bandera para llevarnos hasta la meta.
Quisieramos igualmente aprovechar para agradecer públicamente el apoyo y el ánimo que nuestra Alcaldesa nos dió en todo momento y que para nosotros suposo que todos nuestr@s paisan@s estuvieran presentes y disfrutaran del reto conseguido porque al fin y al cabo nosotros llevamos con orgullo el nombre de nuestro pueblo hayá donde vamos.
proximamente más fotografías y detalles………