Con mucha ilusión y una perfecta gestión llevada a cabo por nuestro vicepresidente Rafael Pérez, que no nos pudo acompañar por motivos familiares, emprendió la expedición del Club Media Legua su viaje a las tierras de donde zarparon las carabelas del descubrimiento de América, con el objetivo de hacer turismo rural y correr la Media Maratón 2017.
Todo con puntualidad japonesa, como debe ser, llegamos a la aldea del Rocío con un tiempo algo desagradable, por el viento que en todo momento amenazaba algunos chubascos que mojaron la noche onubense. Tras visitar la ermita, llena de devotos romeros en acto litúrgico celebrado por una hermandad, pedirle algún favor a la Blanca Paloma y plasmar algunas fotos para el recuerdo, acudimos por las arenosas calles rocieras plagadas de tiendas de souvenirs y acebuches centenarios, al restaurante Toruño donde teníamos concertada una excelente comida de arroz caldoso con marisco y caldereta de ternera mostrenca autóctona.
Sin tiempo para la cabezadita siestera, nos recogieron dos minibuses todoterreno, para recorrer primero una zona del coto de Doñana arbolada de alcornoques, chaparros, pinos y tarajes, cuya fauna de ciervos, gamos y jabalíes pudimos contemplar con prismáticos. Llegados a la zona de marismas, empantanadas por las aguas del río Guadiamar, pudimos ver flora predominante de mandrágora y manzanilla, rebaños de yeguas autóctonas salvajes y bovinos mostrencos.
En el centro de visitantes, tras reconfortarnos con un calentito café, vimos una película sobre las aves que habitan la zona como son: calamones, ibis, cigüeñas, garzas y milanos. Por serpenteantes y bacheados carriles volvimos a la aldea para continuar viaje hasta Huelva.
Ya en el hotel Eurostars Tartessos, se repartieron habitaciones, y cuando subían a la cuarta planta nuestro compañero Javi Mora y su mujer, se quedó bloqueado el ascensor con el consiguiente mal rato de nervios claustrofóbicos sufridos por Encarni. Salimos en grupo a cenar, y muy cerca del hotel nos congregamos la mayoría en el precioso restaurante Bonilla, para luego tomar una copa en algún pub cercano.
Descanso y sueño escaso, al menos los que dormíamos para la calle, donde había pubs y karaoke abiertos hasta las 8 de la mañana. Lo de siempre, mientras unos disfrutan, otros se jo…; perdón.
Frugal desayuno deportivo y a las 9:15, calentamiento de mil quinientos al trote, de los 20 participantes del club, impecablemente equipados casi todos, hacia las instalaciones del polideportivo Andrés Estrada, donde tenía salida y meta la carrera tras dos vueltas a un cómodo circuito urbano, con una agradable temperatura. Esta cuarta edición de la Media Maratón de Huelva, en que fuimos de los clubes más numerosos, demuestra ser una prueba en pañales, que necesita un espaldarazo organizativo, para que pase a ser al menos el evento popular más importante de la provincia. Ni en número de corredores, ni en premios, ni en publicidad, impulsa a participar, ni a que los ciudadanos onubenses salgan y animen en calles y plazas a los esforzados protagonistas que tanto lo agradecen. Los más de treinta animadores de nuestro club nos dejamos sentir, hasta el punto de que corredores foráneos comentaban a los nuestros, cuán célebres y conocidos eran.
Magnífica carrera la realizada por todos, en especial por nuestras chicas Encarni y Lourdes, y sobre todo por Curro Navarro, que se alzó con el segundo puesto de su categoría y doce de la general, y que está dispuesto a volver el próximo año con Rafa Pérez y alguno más, a copar los primeros puestos del pódium. Maravilloso reportaje fotográfico el realizado por algunos de nuestros compañeros equipados con buenos móviles y mejores cámaras.
Tras tonificante ducha y aperitivo de gambitas blancas, como estaba previsto, iniciamos viaje a Bollullos del Condado, pueblo de antiguas bodegas adaptadas a amplios restaurantes. Aconsejados por Roberto Mendoza, que acertó de pleno, almorzamos en el Bodegón del Abuelo Curro. “¿Dónde va Vicente?, donde va la gente”; y así fue, porque la bodega, con exquisita carta y rápido servicio, estaba hasta el palillo de gente.
Retomado el viaje con el sopor propio de la hora, sumido casi todo el pasaje en el silencio de la siesta, hicimos las tres horas de un tirón, sin que nadie se desperezara apenas, para pedir “parada de pipí y café”. Con nuestro chófer y amigo Manolo al volante, llegamos a Baena contentos y con el ánimo seguro de apuntarnos al próximo viaje que programen nuestros jefes. Sólo nos queda que correr en Andalucía el próximo Enero la Media Maratón de Cádiz, para cumplir las ocho de la comunidad autónoma. Esperemos que antes haya otro viaje en el que, si correr es importante, mucho más lo es el tiempo de convivencia con compañeros y amigos que propician siempre un ambiente más que familiar. Así que, “presi”, otro viaje prontito, que yo, me apunto.
Por…. Pelagio Forcada Serrano