Por Erasmo Hernández González:
Ayer 23 de octubre hacía mucho frío en Baena a eso de las ocho y media de la mañana, pero más en Córdoba una hora después cuando bajamos de los coches en una casi solitaria plaza en el tranquilo barrio de San Rafael de la Albaida, que celebraba su veteranísimo cross, en su XXVIII edición. Estábamos preocupados porque no había podido inscribir a Zaid el día anterior, pero, tras insistir los multicoloridos Medias Leguas, nuestro amigo sacó el pasaporte y pudo participar. Pagamos el euro solidario por dorsal a favor del pueblo saharaui. El frío también se había inscrito y las nubes nos miraban. Vemos a lucentinos, montillanos y trotasierras, porque, igual que nosotros, llegan pronto para competir en la capital.
La plaza empieza a revivir con la llegada de los cordobeses, que nos observan, como nosotros a ellos: la raza cortijera frente a la raza urbana, el pelo corto frente a las rastas, los periféricos frente a los capitalinos. ¿Quién ganará?
Empieza la prueba reina, Zaid vuela más que corre, Gerardo ataca, Conchi y Luis van a 4:20, Pepe y yo intentamos alcanzar a alguien, pero la gente nos pasa. Un rato después el recorrido abandona la ciudad tras un carril de tierra en la ribera de un canal, escala unas potentes cuestas y se interna en un precioso encinar, que pasamos rápido y con cuidado, siguiendo la línea de cal (como indicaban las recomendaciones, porque es fácil torcerse un tobillo) y volvemos a la plaza. ¿Ya ha pasado todo?
En la meta está nuestro campeón Zaid con una heridilla en la pierna, pues se enganchó en la rama de una encina, contento por su tercer puesto, con esa alegría y sencillez suya que nos transmite a todos; hoy ha corrido a 3:19 min/km en estos 10080 sinuosos metros. Después llegamos todos o casi todos, puesto que Pepe Pavón no está en la clasificación y puedo certificar que la última vez que lo vi bajaba como un rayo la cuestorra del encinar; Gerardo y Luis han estado muy bien y falta el elogio a Conchi, que es la campeona de nuestro club (este mes ya participado en cuatro fuertes carreras: La Victoria, Cruz Roja, la media maratón de Ategua y la prueba de hoy).
Nos falta contar poco: esperamos con ansiedad las nuevas equipaciones, chándal indispensable, ya que competimos mucho y nos gusta presumir de Medias Leguas (ahora parecemos la cuadrilla del tío Paco, el ejército popular del Haza del Reloj, los indignados de las bermudillas azules…).
Finalmente, me alegro de que Gerardo me llamara para esta carrera, porque me ha gustado mucho y espero que el próximo año nos acompañéis muchos. Ha sido una gran carrera con muy pocos medios (“el tío de la cal” hizo un trabajo excelente: 10 kilómetros y 80 metros bien pintados, sobre todo los de campo, esquivando las arroyeras engañosas en las que te podías dejar la pierna; pocos voluntarios, muy buen ambiente, poco olor a Reflex y camisetas para la mitad de los participantes puesto que no esperaban tanta gente).
En una pared las fotos mudas de dos niños muy guapos y alegres desaparecidos hace unos días.