MEDIA LEGUA EN MARTOS
Por Erasmo Hernández González
Este sábado 13 de agosto hemos ido a competir a Martos en una tarde de calor típica de verano. Dejamos la autovía para llegar a la ciudad, rodeamos una pequeña rotonda en cuyo centro hay una estatua de Atenea con ramas de olivo con aceitunas en sus brazos (ésta es la diosa griega de la guerra y la sabiduría, cuyo árbol es el olivo, la riqueza de Martos), Pedro Artajo nos lleva por el laberinto de calles y nos juntamos bajo el arco de salida con otros compañeros.
Corren los cadetes, benjamines y pequeños diversos. Después salimos los mayores en un recorrido cómodo que de pronto se acabó. ¿Qué pasa? ¿Ha encogido? Pues sí, alguien lo metió en la lavadora sin mirar la etiqueta y los 5.000 metros pasaron a 3.700, por lo que los resultados esperados fallaron, las estrategias de carrera fracasaron y había alguno un poco mosqueado, porque “si llegamos a saberlo, habría ido más rápido”. Por esta razón nuestro amigo Zaid quedó segundo y preguntando “¿qué ha pasado, ya se ha acabado?”, a un segundo del ganador; felicitamos a este corredor del CASTULO, pero lamentamos la falta de información por megafonía de este cambio tan importante que afecta a los atletas que pueden ganar, porque les hace fracasar de forma absurda.
Para elogiar a Zaid os cuento un secreto: ha corrido a 18,63 km/h, o sea, a 3:13 minutos por kilómetro. En el resto de compañeros vemos a dos motillos de las marcas Nicolás Navarro (4:16 minutos por km) y Pepe Pavón (4:17), y a dos trotadores que somos Luis Muñoz y yo. Participamos 201 corredores entre los que había muchas mujeres, la inscripción fue gratuita (la carrera pertenece la circuito de la Diputación de Jaén) y la bolsa escasa (folletos de Martos y una botellita diminuta de aceite).
Pasamos una buena tarde y estamos esperando la próxima carrera. A ver si os animáis, que el atletismo no tiene sólo medias maratones.